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LITURGIA DEL VATICANO II

San Pedro y san Pablo (29.VI.2014)

JESÚS DA MATRÍCULA DE HONOR A PEDRO

“Apacienta mis ovejas”

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Jesús y Pedro están frente a frente en la orilla del lago Tiberiades. En la conversación que mantuvieron hace apenas setenta y dos horas, Pedro protestó que daría la vida por él y que no le abandonaría, aunque lo hiciesen todos los demás. Jesús le predijo lo que enseguida se confirmó: su triple negación. En la conversación de hoy, las cosas van a seguir otro camino. Pedro ha depuesto ya su altanera confianza en sí mismo y se ha hecho humilde. Por eso, a la pregunta de Jesús: “¿Me amas más que estos?”, él  contesta sencillamente: “Sí, Señor, te amo”. Más aún, se derrumba en la tercera interrogación, acordándose, sin duda, de la triple negación. Y sólo acierta a decir: “Señor, tú lo sabes todo, tú sabes que te quiero”. Jesús ha querido examinar a Pedro antes de entregarle la misión de pastorear su Iglesia. No ha sido un examen sobre su capacidad intelectual y organizativa ni sobre otras cualidades. Le ha examinado del amor. Jesús sabe muy bien que él es el único Pastor de su rebaño, porque sólo él ha dado la vida por sus ovejas. Pero sabe también que dentro de pocos días dejará de estar de modo visible entre los suyos y, por tanto, que no puede dejar abandonados a su suerte ni a las ovejas ni a los pastores. ¡Sería un desastre, porque los pastores irían cada uno a lo suyo y por su cuenta, y las ovejas no sabrían cómo reaccionar, con lo que su proyecto sería flor de un día! Para que esto no suceda, confiere a Pedro la suprema autoridad. Gracias a ella, pastores y fieles formarán un rebaño que camine firme y seguro por los caminos de la historia hacia la Patria futura del Cielo. Esta es la autoridad que está detrás de las palabras “apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas”. Pedro ha recibido de Jesús el bastón de mando en su Iglesia, pero no para que sea un mariscal de campo sino el servidor de todos. Y como para servir de verdad, hay que amar, no le ha examinado de sus cualidades sino de su amor a él. No hay exigencia mayor ni más eficaz. El pastor que ama a las ovejas, dará la vida por ellas como Jesús. ¿Qué más hace falta? Pidamos hoy por el Papa Francisco, que es el actual Pastor supremo de la Iglesia.  

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