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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 5 del Tiempo Ordinario (4./2/2018) - Ciclo B

LA JORNADA TIPO DE JESÚS

Muy de mañana fue a orar”

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El evangelio de este domingo es un ejemplo típico que confirma que san Marcos puso por escrito la predicación de san Pedro. Sus relatos son tan vivos, tan detallistas y tan concretos que evidencian que el narrador fue testigo presencial de los hechos. Además, hoy Pedro es la figura clave después de Jesús. Él es uno de los que acompañan al Maestro a la sinagoga de Cafarnaún. Es el que le lleva más tarde a su casa y le pide que cure a su suegra que está enferma. Pedro es el que va de madrugada a buscar a Jesús que se ha ido al monte a rezar y el que notifica que “todo el mundo te busca”. Pedro, finalmente, es el que recibe la respuesta de Jesús: “Vámonos a otra parte, porque también a ellos tengo que ir a anunciarles el reino de Dios”. Hay que darle las gracias a Pedro por habernos trasmitido lo que fue una “jornada tipo” de Jesús, puesto que nosotros somos discípulos de ese Maestro. Se puede resumir en tres palabras: predicar, curar y rezar. En la Sinagoga predicó y curó a un endemoniado. En casa de Pedro curó a su suegra enferma. Luego curó a “todos los enfermos” de Cafarnaún, pues a sus parientes les faltó tiempo para traérselos, tan pronto se corrió por el pueblo su poder taumatúrgico. A pesar de estar rendido, muy de mañana se levantó para ir al monte a rezar. Finalmente, vuelve a predicar, ahora por los pueblos de la comarca. Esta debe ser también nuestro “jornada tipo”: trabajar, rezar y anunciar el evangelio. Trabajar con ahínco, perfección y espíritu de servicio. Rezar, porque la oración es el aire para que el alma respire y no se muera. Anunciar el evangelio, porque los discípulos tenemos que dar a conocer a nuestro Maestro y decir a la gente que en él está la respuesta a todos sus interrogantes y problemas. Decírselo, sobre todo, a los enfermos del cuerpo y del alma. La enfermedad es un momento privilegiado para descubrir que no somos Dios sino que necesitamos a Dios. También es un momento especial para poner en su sitio lo que es verdaderamente importante. Y para que los sanos les mostremos nuestra humanidad, nuestra cercanía, nuestra ayuda y nuestra oración.

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