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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 21 del Tiempo ordinario (24. 8. 2014) - Ciclo A

¿QUIÉN ES CRISTO PARA TI?

“Sobre esta piedra edificaré mi Iglesia”

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Hoy son frecuentes los sondeos de opinión para verificar el grado de aceptación o popularidad de una persona o de una norma establecida o que se pretende establecer. Jesús recurrió un día a este método. Pero no para medir su grado de aceptación y popularidad sino para esclarecer el misterio de su Persona. No preguntó a sus discípulos qué opinaba la gente y ellos sobre el Sermón de la Montaña o sus milagros. La pregunta fue mucho más honda y comprometida: “¿Quién dice la gente que soy Yo?” Los discípulos le contestaron con una valoración que ya querrían para ellos los políticos o cantantes de hoy: “para unos eres Elías, para otros, Jeremías o un gran profeta”. Jesús no parece satisfecho y prosigue: “Y vosotros, ¿quién decís que soy Yo?”. Pedro toma la palabra y responde con la luz de Dios: “Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo”. “Correcto”, hubiera dicho el director de un programa-concurso ante la exactitud de la respuesta. Jesús va mucho más lejos, y, después de ratificar la afirmación, añade: “Yo te digo que tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, te daré las llaves del reino de los Cielos, y lo que ates en la tierra quedará atado en el Cielo y lo que desates en la tierra quedará desatado en el Cielo”. Nadie ha escuchado ni escuchará semejante declaración. Jesús promete a Pedro hacerle cimiento visible del edificio de su Iglesia, la máxima autoridad doctrinal en ella Iglesia, y la máxima autoridad legislativa, con poder para aceptar, rechazar y readmitir a quienes son o desean ser miembros de la misma. No exagera la Iglesia cuando afirma que el Papa –sucesor de Pedro- es “el Vicario de Jesucristo en la tierra”. Tampoco exageraba santa Catalina de Siena cuando le llamaba “el dulce Cristo en la tierra”. ¡¡Vicario de Jesucristo, el que hace sus veces!! Poco importa que se llame Juan Pablo, Benedicto o Francisco. Lo importante es que es Pedro, su sucesor legítimo. Dos preguntas emergen de inmediato y en directo: ¿Quién es Cristo para ti? ¿Quién es para ti el Papa? Coteja tus respuestas con el evangelio y saca las consecuencias.        

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