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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 23 del Tiempo ordinario (7 de septiembre de 2014) - Ciclo A

¿EXTRAÑOS O HERMANOS?

“Si tu hermano peca, repréndelo a solas”

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Hace unos domingos, salí a decir misa como de costumbre. Mientras recorría el pasillo que me llevaba al altar, comprobé que las dos o tres docenas de personas que había –luego llegaron bastantes más-, estaban desperdigadas por los bancos. Antes de comenzar, les pedí, por favor, que se congregaran y no dieran la impresión de una familia mal avenida. Es algo bastante frecuente y que manifiesta que muchos cristianos han perdido la conciencia y la vivencia de que son miembros de una comunidad de hermanos. Es verdad que la vida de las ciudades actuales no facilita esta dimensión, pero esto no impide que vivamos la realidad que el bautismo ha operado en nosotros: hacernos hijos de un mismo Padre y hermanos unos de otros. No somos indiferentes ni extraños sino una comunidad de hermanos, en la que todos tenemos que preocuparnos de todos. El evangelio de este domingo nos  lo ejemplifica con dos supuestos: la corrección fraterna y la asamblea de los creyentes en Cristo. Porque somos hermanos, no nos da igual que otro cristiano se porte bien o mal. Al contrario, nos importa mucho. Por eso, “si tu hermano peca, repréndelo a solas”. Si no te hace caso, “llama a otro o a otros dos”. Y si ni siquiera así se corrige, “díselo a la comunidad”. ¡Qué distinto es este comportamiento del que adoptamos tantas veces: la crítica, la murmuración, incluso la calumnia! Pocas cosas delatan con más claridad la lejanía, que la crítica y el chismorreo. El papa Francisco no se cansa de denunciar las críticas, murmuraciones y delaciones de los cristianos. ¡Corrijamos, pero no murmuremos! Junto a la corrección fraterna como señal de formar una comunidad en torno a Jesús, el evangelio de hoy nos habla de lo que acontece cuando “dos  o más se reúnen en su nombre”, es decir, por amor suyo: “allí estoy Yo en medio de ellos”. Cuando participamos en la santa Misa, cuando rezamos el rosario en familia, cuando el padre bendice la mesa con sus hijos, cuando hacemos juntos un día de retiro espiritual… allí está Jesús con nosotros. ¡¡El hermano mayor con los hermanos pequeños, estrechando la fraternidad y comunión!!  

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