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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 1 de Cuaresma (10. III. 2019) - Ciclo C

¿MITO O REALIDAD?

“A Dios adorarás y servirás”

*** El evangelio de este domingo es para gente mayor, pues afronta temas tan serios como el demonio, la tentación y el pecado. Se llama “de las tentaciones”, ya que Jesús aparece  tentado tres veces por el demonio. ¿Qué pretendía el demonio en los tres casos? Lo mismo que en la última tentación, cuando estaba muriendo en la cruz y le incitaba a bajar de ella: apartarle del cumplimiento de la voluntad de Dios. ¡Siempre la misma historia!, desde que en los albores de la humanidad engañó a nuestros primeros padres y destruyó el proyecto que Dios había trazado. No tiene otro objetivo. Lo suyo es lograr que nos apartemos de Dios y nos hagamos esclavos suyos, aunque haciéndonos creer que somos muy libres. Muchos piensan hoy día que el demonio es un cuento, un mito, un invento de generaciones ignorantes y crédulas. ¡Ojalá fuera así! Pero la experiencia nos confirma que el papa Francisco da en el clavo, cuando afirma que “no pensemos que es un mito, una representación, un símbolo, una figura o una idea”. No. el demonio es “un ser personal que nos acosa” (Gaudete et exultate,n. 161). Y lo hace con tanta constancia y frecuencia que Jesús nos mandó pedir en el Padre Nuestro que Dios “nos libre de Maligno”. Precisamente, porque es nuestro enemigo nos envenena con el odio, la envidia, los vicios, la muerte de los inocentes, la explotación de los débiles y el hacernos creer que necesitamos a Dios o que los hombres y mujeres de hoy somos tan progresistas e inteligentes que estamos por encima del bien y del mal. ¿Qué hacer, por tanto, ante esta realidad tan peligrosa y enemiga? Seguir el ejemplo de Jesús y no hacer caso al demonio. Y ¿qué hacer para no hacerle caso? También lo recordaba el Papa en el documento citado: “Tenemos las armas poderosas que el Señor nos da: la fe que se expresa en la oración, la meditación de la Palabra de Dios, la celebración de la misa, la adoración eucarística, la reconciliación sacramental, las obras de caridad, el espíritu misionero”. La Cuaresma, que acabamos de estrenar, nos recuerda que la vida es un combate y un combate recio del que necesitamos salir victoriosos con la ayuda de Dios.           

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