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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 1 de Cuaresma (22.II. 2015) - Ciclo B

LAS TENTACIONES DEL HOMBRE DE HOY

“Fue tentado por el diablo”

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Tentación, Buena nueva, conversión. Estas tres palabras resumen el contenido del breve y enjundioso evangelio de este domingo primero de Cuaresma. Jesús ha ido al desierto a prepararse para su misión y allí es tentado. San Marcos no nos dice en qué y cómo. Le basta el hecho de la tentación y de la victoria. En cambio, no se olvida de decir quién es el tentador: Satanás. Jesús es tentado por Satanás para que se aparte de su misión de Salvador. San Mateo lo dejará patente cuando señale que Satanás le ofreció el mundo entero “si te postras y me adoras”. El demonio siempre procede igual: ofrece lo que no tiene y lo ofrece como señuelo para desviarnos de nuestra misión. Así actuó ya en el Paraíso, con nuestros primeros padres. También a ellos les ofreció el oro y el moro: “Seréis dioses” si me hacéis caso a mí y no a Dios. En aquella ocasión salió victorioso y arruinó a Adán y Eva y a todos  sus descendientes, arrebatándoles la amistad con Dios y dándoles el regalo envenenado del pecado, del sufrimiento, de las pasiones y de la muerte. Ahora, en cambio, el nuevo Adán, Cristo, le inflige una derrota en toda regla. Jesús saldrá de aquí en plenitud de forma para ir a cumplir la misión que le ha comunicado su Padre y que es la razón por la que él ha venido a la tierra: anunciar a los hombres que Dios les quiere y que es su Padre, y a entregar su vida para hacerles posible reconciliarse con Dios y abrirles las puertas del Cielo. Ellos, por su parte, deberán reconocer que están apartados de Dios, arrepentirse y emprender una vida nueva. El demonio no ha cesado de tentar a los hombres y mujeres de todos los tiempos. Hoy lo hace también. Podría decirse que incluso con una virulencia especial. Tiene muy buenos y eficaces instrumentos: personas famosas escandalosas, autoridades políticas y judiciales corrompidas, programas televisivos materialistas y hedonistas, escándalos de una parte del clero, modas indignas del hombre, profesores manipuladores y negadores de la verdad… Necesitamos imitar a Jesucristo: retirarnos al desierto de la oración y huir de las ocasiones donde el demonio nos tienta y puede vencernos.     

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