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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 4 de Pascua (26.IV.2015) - Ciclo B

SERVIR Y APROVECHARSE

“Doy mi vida por las ovejas”

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Los que somos de pueblo y pertenecemos a una generación en la que las ovejas no se estabulaban sino que salían a pastar al campo, sabemos que entre el pastor y las ovejas se creaba una relación intensa, más allá de la pura economía. El pastor y las ovejas pasaban el día juntos, desde la salida hasta la puesta del sol, tantas veces sin más testigos que el cielo y la tierra. En esas largas jornadas, el pastor miraba continuamente a sus ovejas, las conocía una a una y llegaba a saber todo sobre cada una. Yo he visto hablar a los pastores con sus ovejas y llamarlas con un mote cariñoso, y he visto también que las ovejas distinguían la voz del pastor de todas las demás. Las ovejas podían fiarse completamente de él y dejarse guiar. No les faltaría hierba para comer, agua para beber, sombra para sestear, majadas para protegerse, rediles para pernoctar. Donde hay un buen pastor hay protección, seguridad, confianza, cuidado amoroso. Esta estampa explica maravillosamente por qué Dios se ha servido de la imagen del pastor y las ovejas para expresar su relación con la humanidad. Él cuida de los hombres, los protege, los defiende, los alimenta, los cura de sus dolencias, les trata con amor. Jesús ha llevado las cosas al límite, haciendo por las ovejas lo que no hace ningún pastor: dar la vida por ellas. “Yo soy el buen pastor. El buen Pastor da la vida por las ovejas. El Buen pastor no huye cuando ve venir al lobo”. ¡Qué lejos queda de esta realidad la imagen de un Dios al acecho de nuestros fallos y pecados para castigarnos sin misericordia, la de un Dios más justiciero que padre, la de un Dios despreocupado de nosotros y de nuestras cosas, la de un Dios al que temer antes que sentirse amado por él!

Los hombres y mujeres de hoy necesitamos con urgencia recuperar o adquirir esta imagen de Dios, porque es la verdadera y la única que puede movernos a aceptarle. Más aún, a amarle. Porque es una imagen atrayente, interesante, conveniente y buena para nosotros. Una imagen, además, que podemos ofertar a los demás con la ilusión y el convencimiento de que ofrecemos un buen producto. ¡El mejor producto!

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