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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 4 de Pascua (7.V.2017) - Ciclo A

PASTORES Y LADRONES  

“Yo soy la puerta de las ovejas”

______________Puerta, ovejas, ladrón y pastor. Sobre estas cuatro palabras se articula el evangelio de este cuarto domingo de pascua, conocido también como “domingo del Buen Pastor”. Jesús se autoproclama y autodefine como la puerta del aprisco donde se encuentran las ovejas. El que quiera acceder a ellas, tiene que pasar por esa puerta. Es decir, quien quiere acercarse al pueblo para cuidarlo, guiarlo y alimentarlo tiene que presentarse como representante de Jesucristo. Tiene que ser enviado por Él y llevar sus mismas credenciales: su doctrina, su ejemplo, su amor y su entrega. Si viene por propia cuenta o con unas doctrinas, orientaciones y propuestas distintas y, mucho más, si son contrarias a las de Cristo es un ladrón. El ladrón, precisamente porque lo es, no entra por la puerta sino que salta la tapia y no lo hace a la luz del día y a la vista de todos sino de una forma subrepticia. Tiene motivos para obrar así: no viene a servir a las ovejas sino a aprovecharse de ellas, Pero Cristo no sólo es la puerta de acceso a las ovejas sino la puerta por la que éstas entran y salen. Las ovejas entran por la puerta cuando vuelven del campo para pasar la noche al resguardo de las inclemencias del tiempo y de los furtivos. Vienen buscando seguridad y refugio. Las ovejas usan también la puerta para salir de mañana detrás del pastor hacia los pastos y el agua. En otras palabras, las ovejas usan la puerta para ir detrás del alimento que les asegura la subsistencia, la vida. Eso es, precisamente, lo que hace Cristo: “Yo he venido para que tengan vida y la tengan en abundancia”. Él y solo Él ha dado la vida por las ovejas y las ha hecho suyas con el precio de su propia sangre. Él es, por eso, el único Salvador. No hay ningún otro. Nuestra cultura no habla ya de ovejas y pastores sino de ordenadores, móviles, y WhatsApp. Poco importa. Sigue entendiendo el mensaje y, sobre todo, la persona de Jesucristo. Diría más. La gente de hoy tiene una especial sensibilidad para conectar con esa Persona. Gran responsabilidad para nosotros, los pastores. Porque de nosotros esperan una palabra limpia y una vida alegre y convincente.        

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