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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 17 del Tiempo Ordinario (30.VII.2017) - Ciclo A

TESOROS Y PERLAS

“Vende todo y compra aquel campo”

_______________________El de este domingo es también un evangelio con tres parábolas sobre el “Reino de Dios”, como ocurría el domingo anterior. Pero las de hoy no hablan de simientes y levadura sino de tesoros y perlas, de compras y de venta. Son sumamente breves, pero no por eso menos enjundiosas. La primera dice así: “El Reino de los Cielos se parece a un tesoro escondido en un campo, que, quien lo encuentra, lo oculta y, lleno de alegría va y vende cuanto tiene y compra aquel campo”. La segunda tiene la misma extensión: ”El reino de los Cielos  se parece a un mercader que busca perlas preciosas, y, hallando una de gran precio, va, vende todo lo que tiene y la compra”. La enseñanza de la primera es esta: así como el hombre que encontró un tesoro vendió todos sus bienes para adquirirlo, del mismo modo el que encuentra el tesoro del Reino ha de sacrificarlo todo para adquirirlo, porque el Reino es “lo único necesario”. La enseñanza de la perla es muy parecida: el Reino de los Cielos es tan valioso que hay que dejarlo todo para adquirirlo. La pregunta es ineludible: ¿por qué el Reino de los Cielos es “un tesoro” y una “perla” que vale más que todo lo demás? La respuesta no es difícil: porque el Reino de los Cielos o Reino de Dios es la salvación revelada y realizada por Jesucristo. O si se prefiere: porque el Reino de Dios es el mismo Jesucristo. Ahora bien, Jesucristo vale más, sin duda, que todo lo que podemos tener y adquirir. Por eso, quien descubre ese “tesoro” y esa “perla” no sólo sacrifica todo lo que tiene sino que lo hace con alegría. Si alguno quiere comprobarlo, le invito a hacer esta experiencia: que vaya al convento de “Iesu Communio”, en La Aguilera, y pregunte a tantas chicas jóvenes universitarias que allí están por qué han cometido “la locura” de dejar la carrera, el novio, las diversiones y tantas cosas. Se encontrarán con las parábolas de hoy hechas realidad viva. Otro tanto podrían decir esas chicas que, en medio del mundo, ponen a los pies de Jesucristo su carrera, su juventud, sus diversiones, su vida. ¿Por qué no haces tú la prueba de experimentar que Jesucristo es lo único que vale la pena? No quedarás defraudado.         

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