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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 4 de Pascua (21.4.2024) - Ciclo B

SER SACERDOTE HOY

“El buen pastor da la vida por sus ovejas”

Cuando yo era estudiante, casi todos los vecinos de mi pueblo tenían ovejas, pero necesitaban juntar las de varios para formar un rebaño que cuidaba un pastor. Esos pastores sacaban muy de mañana sus rebaños al campo y realizaban estas tres tareas: las llevaban a los mejores pastos, las defendían de los lobos y trataban de que ninguna se desperdigase y, si lo hacía, allá mandaba el perro para que la devolviese al rebaño. Tenían tal dedicación a las ovejas, que las conocían a todas y a muchas las ponían un nombre. Se puede decir que vivían para ellas. Jesús conoció un estado de cosas bastante parecido. Por eso cuando quiso expresar su entrega y su amor por los hombres, se sirvió de la imagen del pastor que cuida con solicitud su rebaño. “Yo soy el Buen Pastor. El buen pastor da la vida por sus ovejas”, leemos en el evangelio de este cuarto domingo de pascua. Viendo las llagas de sus manos, pies y costado en su cuerpo resucitado, nos percatamos hasta qué punto son verdaderas sus palabras. Dio la vida por sus ovejas, muriendo en una cruz por todos los hombres. La Iglesia considera que los sacerdotes son sus buenos pastores, porque con la ordenación sacerdotal les convierte sacramentalmente en otro Cristo. Por eso un buen sacerdote conoce a sus ovejas y no sólo por el nombre, vive para ellas día a día y no es ni de izquierdas ni de derechas ni centro sino de todos, porque Jesucristo murió en la Cruz para formar un solo rebaño con todos, sin excluir  a nadie. Pidamos hoy al Buen Pastor que nunca falten muchos y buenos sacerdotes. Y recemos por los que tenemos.

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