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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 5 de Pascua (28.4.2024) Ciclo B

CRISTO Y LOS CRISTIANOS

“Yo soy la vid, vosotros los sarmientos”

La tierra de Jesús era tierra de labradores, pastores y cultivadores de vides. Por eso él recurría con mucha frecuencia a imágenes sacadas de ese ambiente para trasmitir las grandes verdades que predicaba a aquella gente sin estudios. El domingo pasado, por ejemplo, usaba la figura del pastor para indicarnos el cuidado, defensa y amor que nos tiene, hasta el punto dar la vida por nosotros en la cruz y ahora en los sacramentos, sobre todo en los del Bautismo y Eucaristía. Hoy, al hablar de la fuente de donde manan las obras buenas de nuestra vida familiar, profesional y social recurre a la imagen de la viña: “Como el sarmiento no puede dar fruto si no está unido a la vid, tampoco vosotros si no estáis unidos a mí. Yo soy la Vid, vosotros los sarmientos”. No son los más listos, los mejores programadores, los expertos en sociología, sicología y marketing quienes renuevan la Iglesia sino los que más unidos están a Jesucristo. Ahí está el testimonio de la historia a favor de los santos. Si no leemos habitualmente la Palabra de Dios, si no rezamos, si no nos confesamos con frecuencia, si no vamos a misa, si no comulgamos, si no vivimos la caridad, si hacemos nuestra voluntad y no suya, nuestra unión con Cristo termina por ser nula. ¿No sirve para nada el talento, el trabajo, la competencia profesional, las cualidades humanas? Sirven y mucho si llevan la marca de Cristo. No sirven, e incluso pueden hacer mucho daño, si las empleamos separados de la vid.  No lo olvidemos: para dar fruto de buenas obras es imprescindible estar unidos a Jesús.        

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