Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 29 del Tempo Ordinario (21.X.2018)- Ciclo B

AMBICIÓN Y SERVICIO

“Para servir y dar la vida”

**** Un drama en tres actos era el evangelio del domingo pasado. El de este no es un drama sino un sainete. Porque sainetesco me parece que dos semianalfabetos pescadores tengan la osadía de pedir ser ministros. Más aún, los dos ministros más importantes. Eso es, en efecto, lo que los hermanos Santiago y Juan piden a Jesús, cuando le dicen: “Concédenos sentarnos uno a tu derecha y otro a tu izquierda” en tu reino. Por si fuera poco, la petición tiene lugar inmediatamente después que Jesús ha dicho con claridad que va a Jerusalén y que allí le matarán tras haberle hecho sufrir grandes tormentos. Es una muestra de que la petición iba en serio y de que la propuesta estaba cegada por la ambición. Jesús tenía motivos sobrados para darles de baja y devolverles al lago de Genesaret a pescar peces. No lo hizo, sino que asumió su petición, aunque dándole una vuelta de ciento ochenta grados. No sólo les propone hacerles ministros sino asociarles de lleno a su misión redentora: “¿Podéis beber el cáliz que yo voy a beber y bautizaros con el mismo bautismo con que yo me voy a bautizar?” Que era tanto como decirles: “¿Estáis dispuestos a ir conmigo a la muerte?” El sainete podría haber cambiado de sentido, caso de concluir con la respuesta que, sin dudar, dieron Santiago y Juan: “Sí, estamos dispuestos”. Pero siguió el sainete, sólo que más agudizado. Porque “los otros diez”, al escuchar a sus compañeros “se indignaron”, pues ellos tenían las mismas aspiraciones. Menos mal que Jesús aprovechó esta ridícula secuencia para darles una gran lección, que deberían vivir cuando el Espíritu Santo les enviase al mundo a evangelizarlo: “El que quiera ser el primero, que sea esclavo de todos. Porque el Hijo del Hombre  -que era él- no ha venido a que le sirvan sino a servir y a dar la vida por la redención de todos”. Es la lección que necesitamos aprender todos. Porque  todos, no sólo Santiago, Juan y los otros diez apóstoles eran ambiciosos y aspiraban a los primeros puestos. Pidamos hoy al Señor afán  de servicio y deseos de no ser los primeros.  

0 comentarios