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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 34 del Tiempo Ordinaro. Jesucristo Rey del Universo

UN REY VERDADERO Y ESPECIAL

“Mi reino no es aquí”

***** Jesús se encuentra ante Pilato, la máxima autoridad política de Jerusalén. Le han traído aquí sus enemigos para que dicte sentencia de muerte contra él. Ellos ya le han condenado, pero necesitan que Pilato dicte la sentencia oficialmente. Hay que conseguir este objetivo sea como sea. Con sagacidad y malicia extrema le acusan de lo que más puede impresionarle: este se presenta como el rey de los judíos. La acusación surte efecto de inmediato. Pilato le pregunta: “¿Eres tú el rey de los judíos?” Jesús no se inmuta ni contesta con nerviosismo. Lleno de serenidad le devuelve la pregunta: “¿Eso lo dices por tu cuenta o te lo han dicho otros?” Pilatos pierde un tanto los  nervios y contesta envalentonado: “¿Soy yo judío? Tu gente y los sumos sacerdotes te han entregado a mí. ¿Qué has hecho?” Jesús vuelve a responder con idéntica claridad y mesura: “Mi reino no es de este mundo. Si lo fuera, mi guardia hubiera luchado para defenderme. Pero mi reino  no es de aquí” Pilato ha entendido que Jesucristo le ha dicho que, aunque no lo sea de este mundo, es rey. Por eso, le insiste: “Luego ¿tú eres rey?” “Así es: soy Rey”. No te engaño, porque “yo he venido para esto: para dar testimonio de la verdad”. Nuevos Pilatos vuelven a formular hoy la misma pregunta y, encarándose con Jesús, le dicen: ¿Eres tú el que quieres orientar la vida de los hombres, sus instituciones, sus proyectos, su convivencia, su familia, su cultura, su ciencia, su concepción del mundo, en una palabra: ser el centro de todos y de todo? Jesús también responde como entonces. Sí. Exactamente eso es lo que pretendo. Pero como mi reino no es de aquí, quiero todo esto no para dominar al hombre en todas y cada una de sus dimensiones sino para todo lo contrario: par servir al hombre, para ayudarle a construir un mundo donde el amor y el servicio sean los motores que muevan todo. Yo no quiero hombres y sociedades que fomenten el odio, la lucha de clases, los enfrentamientos y las guerras. No quiero hombres y sociedades dominadoras sino servidoras. Quiero que mi Padre sea amado y su creatura, el hombre, también. Este es mi reino.      

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