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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 3 de Pascua (5.V.2019) - Ciclo C

UN LARGO ITINERARIO DE FE

“Apacienta mis ovejas”

*****Está amaneciendo en el lago de Genesaret. Pedro, Juan y otros cinco apóstoles vuelven a puerto, tras una noche en la que no han pescado nada. En la orilla se recorta la imagen de un desconocido que les pregunta: ¿Tenéis pescado? Cuando les dice que echen la red a la derecha, obedecen y, efectivamente, hacen una redada tan grande, que las barcas están a punto de hundirse. Juan, el discípulo a quien Jesús amaba, intuye certeramente quién es y le dice a Pedro: “¡Es el Señor!” Cuando los sacerdotes y seglares salimos a pescar almas en el ancho mar del mundo, si vamos sólo con los aparejos de nuestras cualidades, talentos, planes y proyectos no pescaremos nada. Tales aparejos hay que usarlos, pero de nada valdrán si no estamos profundamente unidos al Señor por el amor y le dejamos que sea él quién nos marque el terreno y el modo de nuestro quehacer. Al escuchar Pedro que es el Señor, su carácter impetuoso y su amor a Jesús le hacen olvidar la pesca y se lanza al agua para llegar de inmediato. Cuando llegan todos, Jesús les invita a comer el pescado que ha asado y les reparte el pan. Pan y peces fueron muy pronto símbolos de la Eucaristía. Terminada la comida, Jesús pregunta a Pedro: “¿Me amas?” El de hoy ya no es el Pedro presuntuoso que hace cuatro días alardeaba amarle más que los demás y cuya presunción le hizo darse bruces con una triple negación a su Maestro. Ahora, curado con la humildad, ya no se compara con nadie. Simplemente responde: “Sí, te amo”. Lo mismo hará cuando Jesús le pregunte de nuevo. Pero al escuchar la pregunta por tercera vez, recuerda la noche de sus traiciones y, entristecido, responde: “Tú lo sabes todo. Tú sabes que te quiero con el amor con que los hombres amamos”. Pedro ha tenido que hacer un largo recorrido de fe para llegar aquí y poder escuchar: “Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas”, pastorea mi Iglesia: el seguimiento inicial a Jesús en este mismo lago hace tres años, la reprimenda de Jesús en Cesarea de Filipo y el arrepentimiento después de haber negado a Jesús. Es un estímulo para nosotros saber que nuestro seguimiento de Jesús no es siempre lineal ni corto.                

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