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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 2 de Pascua (28. IV. 2019) - Ciclo C

LA ALEGRÍA DE SER CRISTIANOS

“Les mostró las llagas”

*** Estamos en el Cenáculo de Jerusalén al atardecer del primer domingo de la historia. Los discípulos de Jesús están allí con las puertas bien cerradas, porque tienen miedo a los judíos. El día ha sido movido, pues muy de mañana vino María Magdalena diciendo que Jesús no estaba en el sepulcro y que le había visto vivo. Más aún, que le había dado el encargo de decírselo. Pedro y Juan habían ido de inmediato y encontrado las cosas como ella había dicho pero a él no le habían visto. Por eso, siguen todos juntos y llenos de tristeza e inquietud. Pero esto está a punto de acabar. Jesús, en efecto, se hace presente, se pone en medio de ellos y les saluda con el saludo de todos conocido:  Shalom, la paz esté con vosotros. Tienen bien merecido un reproche de alto voltaje, porque han sido unos cobardes y, en algún caso, traidores. Pero el estilo de Jesús no es la bronca ni la reprimenda. Su estilo es la misericordia. Él sabe que, en el fondo, aquellos discípulos –como todos los que vengan detrás- son unos pobres hombres y si le han dejado no ha sido tanto porque no le quieran sino porque están llenos de debilidad. Mientras vivió con ellos le trató como un padre y hasta les llamó “hijitos míos”. Ahora les va a tratar así, como “hijitos”. Por eso les muestra sus manos y pies llagados, para que comprueben que es el mismo que vieron clavado en la cruz y que esas son sus credenciales. Ellos reaccionan como lo hubiéramos hecho nosotros: llenos de alegría. Jesús les ha devuelto el sentido de su vida y de su misión. En adelante, ya no huirán de él aunque les cueste la vida, como, de hecho, les costará a todos sin excepción. Pero reaccionarán así no por su valor sino porque les enviará el Espíritu Santo para que puedan continuar en el mundo la obra que él ha comenzado con su muerte y resurrección. Paz, alegría y entrega a la misión de anunciar a Jesucristo es lo que necesitamos ahora quienes somos discípulos suyos. Paz, porque todo el mundo parece tener derecho a insultarnos y matarnos. Alegría, porque el horizonte está nublado muchas veces. Entrega a la misión, porque ahora el mundo nos necesita más que nunca.       

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