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LITURGIA DEL VATICANO II

Fiesta de la S. Familia (domingo, 29.XII.2019) - Ciclo A

DÍA GRANDE PARA NUESTRAS FAMILIAS

“Toma al Niño y a su madre y huye a Egipto”

*** “Haced que siempre vivamos//en santa paz y concordia//, haced que nunca vemos//en nuestro hogar la discordia//”. Estos versos formaban parte de una oración que se rezaba en las casas de mi pueblo, cuando la madre daba “la despedida” a la capillita de la Sagrada Familia que había venido a visitarnos el día anterior. Recuerdo que tanto “la entrada“ como “la despedida”, según el modo de expresarse de la gente, se hacía estando de rodillas el padre, la madre y los hijos. La experiencia me ha demostrado la eficacia de esa oración. Porque yo no conocí ninguna de las plagas que más tarde han asediado la familia. Soy consciente de que han pasado muchos años y han cambiado muchas cosas. Aunque menos de lo que, a veces, pensamos. Porque los labradores de mi pueblo se levantaban con estrellas y regresaban a casa entre dos luces, después de haber estado tras el arado, aguantando el frío, la niebla, el sol y, más de una vez, el aguacero. Y tuvieron que sacar –y sacaron- adelante bastantes hijos con muchísimos menos recursos que hoy. Pero convengamos que han cambiado muchas cosas. Lo que no ha cambiado es que vivir juntos durante toda la vida, en la salud y en la enfermedad, cuando se es joven y cuando no se puede con los pantalones, cuando la cabeza funciona y cuando sufre demencia senil, era, es y seguirá siendo difícil. Más aún, imposible si no contamos con la ayuda de Dios. Rezar es un modo, sencillo  pero eficacísimo, de contar con la ayuda de Dios. Y si el rezo se hace en familia, todos bien unidos, esa eficacia se multiplica hasta el extremo de dar razón al gran padre Peyton, el apóstol incansable del rosario en familia, que decía: “La familia que reza unida, permanece unida”. Tendrá dificultades. Incluso grandes. Pero las superará todas, si sigue implorando la ayuda de Dios. En este domingo de Navidad, en el que la Iglesia celebra la Fiesta de la Sagrada Familia de Nazaret, pidamos a Jesús, María y  José que protejan nuestras familias, que eviten en ellas las desuniones y las discordias, que las bendigan  con hijos y nietos y las libren de los nuevos Herodes que quieren destruirlas.          

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