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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 13 del Tiempo Ordinario (2.7.2023) - Ciclo A

PARADOJAS DEL EVANGELIO

Quien por Mí da un vaso de agua, no quedará sin recompensa

El mayor amor de los padres son sus hijos y el mayor amor de los hijos son sus padres. Sin embargo, puede ocurrir, y yo conozco más de un caso, que los padres rompan radicalmente con sus hijos, cuando alguno decide ser sacerdote, religiosa o dedicarse enteramente a Dios en medio del mundo. ¿Esos hijos no quieren a sus padres cuando se ven en la alternativa de seguir la vocación que Dios les asigna y las expectativas de sus padres? Todo lo contario, les aman con toda su alma y sufren un verdadero drama cuando deben elegir. Hoy pueden ser más frecuentes estas situaciones, porque es mucho menor el número de hijos y los padres siguen anhelando tener nietos y que alguien prolongue su apellido después de su muerte. La misma situación dolorosa, aunque agravada, se crea cuando muchos cristianos se ven hoy en la alternativa de perder la vida, la honra y la carrera o traicionar su fe, y eligen lo primero. Pero nadie piense que los que siguen su vocación y los que son fieles a su fe se sienten desgraciados. Más bien sucede lo contrario. ¡Son las paradojas del evangelio de este domingo!: “El que encuentra su vida, la perderá, y el que pierde su vida por Mí, la encontrará”. Es el grano de trigo, que si se conserva en el granero se queda estéril, pero si se pierde –si se siembra y muere- da fruto abundante. A Dios no le gana nadie en generosidad y si recompensa al que da un vaso de agua por amor suyo ¿qué no pagará al que se da a sí mismo y lo que más quiere? Hagamos la experiencia de quemar las naves del egoísmo y de la cobardía. Vale la pena.

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