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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 19 del Tiempo Ordinario (13-8.2023) - Ciclo A

TEMPESTADES Y PRESENCIAS

“Señor, sálvame”

La barca de Pedro en medio de una fuerte tormenta en Genesaret y Jesús que viene desde el monte en su auxilio y calma la tempestad. Este es el resumen del evangelio de hoy. San Mateo, autor del relato, pudo pensar en la pequeña Iglesia de su tiempo, agitada por el viento contrario de la historia y de la que Jesús parecía estar ausente. Quizás nosotros pensemos en nuestra Iglesia, al verla en medio de las fuertes olas interiores y exteriores que la zarandean y de la que Jesús parece estar ausente. El evangelio de hoy nos trae un mensaje de consolación y confianza. La barca de la Iglesia no se hunde, porque no es nuestra sino de Cristo. Ciertamente nosotros hemos entrado en ella con el bautismo y en ella permanecemos a pesar de nuestras flaquezas y debilidades. Pero cuando nosotros subimos –mejor, cuando nos subieron, cuando nos bautizaron- fue Cristo quien lo hizo. Luego él ha seguido ayudándonos con su gracia para mantenernos en ella. No somos nosotros los que salvaremos a la Iglesia del naufragio. Será Cristo, de quien es propiedad. La historia demuestra que muchas veces los vientos contrarios parecían acabar con ella. ¡Cuántos la han enterrado en a largo de los siglos, pues había “llegado a su fin”! Pero fueron ellos los que desaparecieron y la Iglesia siguió adelante. También ahora sucederá lo mismo. Pasarán las modas de pensamiento y de acción y quienes las defienden. Pero la Iglesia proseguirá su singladura hasta el final del mundo. Quizás tengamos el mismo miedo y la misma falta de fe de Pedro. Ojalá gritemos como él: Señor, sálvame, sálvanos

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