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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo de Pascua (31.3.2024) - Ciclo B

EL NÚCLEO DE LA FE DE LOS CRISTIANOS

“Entró, vio y creyó”

Jesucristo siempre cumple su palabra. Había dicho que uno de los suyos le entregaría, que Pedro le negaría, que le crucificarían. Así ocurrió. Había dicho también que al tercer día resucitaría de entre los muertos. Pero cuando la Magdalena sube al sepulcro antes de que amanezca y le encuentra vacío, todo lo que le viene a la cabeza es que lo han robado. Llorosa y desconsolada va a comunicárselo a Pedro y Juan. Pedro sube corriendo al sepulcro, ve el sudario enrollado y bien colocado y en vez de descartar el robo, que siempre implica rapidez y desorden, tampoco cree. Juan, en cambio, ve lo mismo que Pedro y la Magdalena, pero da el salto a la fe: “Vio y creyó”. Y cayó en la cuenta de que el Maestro ya lo había predicho, aunque ni él ni los demás habían comprendido qué era eso de resucitar. Estos comportamientos de los más íntimos de Jesús son muy aleccionadores para nosotros, más propensos a pensar como la Magdalena y Pedro que a creer como Juan. Hoy hemos de pedir al Resucitado que aumente nuestra fe. Porque creer que Jesucristo está vivo no es una cosa más o una verdad muy importante. Es el núcleo fundamental de nuestra fe y nos va en ello la vida. Porque su resurrección es la derrota de nuestros pecados y de nuestra muerte y la confirmación de que Jesús vive entre nosotros, nos acompaña en la vida y de él nadie podrá separarnos. Cantemos, pues, con los labios y sobre todo con el corazón y la vida: “Sabemos que estás resucitado/la muerte en ti no manda/. Rey Vencedor, apiádate de la miseria humana/, y da a tus fieles, parte en tu victoria santa”.          

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