Santísima Trinidad (15.6.2025) - Ciclo C
UN SOLO DIOS Y TRES PERSONAS
“Todo lo que tiene el Padre es mío”
Cuando me preparaba para la Primera comunión, el catecismo que mi padre y el sacerdote usaban, preguntaba: “¿Cuántos dioses hay?” Y respondía: “Un solo Dios verdadero”. Luego añadía. “¿Cuántas personas hay en Dios?”. Y contestaba: “Tres Personas distintas y un solo Dios verdadero”. Al cabo de muchos años de estudio y predicación, al celebrar hoy la solemnidad de la Santísima Trinidad, entiendo sobre este misterio –lo que se dice “entender”- lo mismo que entonces: nada. Es tan grande, que no cabe en mí cabeza. Si cupiera, demostraría que Dios es tan limitado como yo y, por tanto, que no es Dios. Me consuela pensar que el mar no deja de existir, porque no quepa en un cubo. Y que mentes tan privilegiadas como las de san Agustín y santo Tomás se contentaran con poco más que con “creo en Dios Padre, creo en Dios Hijo y creo en Dios Espíritu Santo”. No en vano ese misterio es “el central” y “sólo Dios puede dárnoslo a conocer revelándose como Padre, Hijo y Espíritu Santo” (Catecismo de la Iglesia Católica, n. 261). Por eso, al celebrar la Santísima Trinidad, es menos importante intentar comprender lo que nos supera, que recordar y agradecer que nos bautizaron “en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo”, que hacemos la señal de la cruz repitiendo esas mismas palabras, que rezamos muchas veces “gloria al Padre y al Hijo y al Espíritu Santo”, y que el sacerdote nos despide, al final de la misa, dándonos “la bendición de Dios Padre, Hijo y Espíritu Santo”. Somos de Dios, que nos ha creado, que nos ha redimido, que nos guía a la patria del Cielo.
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