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LITURGIA DEL VATICANO II

D.O. 34 - A. CRISTO REY DEL UNIVERSO

VALE LA PENA AYUDAR A JESUCRISTO


 

 

El evangelio de hoy, solemnidad de Cristo Rey, cierra los domingos del año litúrgico. Es un símbolo y un adelanto de lo que realmente acontecerá el último domingo de la historia humana: el fin del mundo, cuando Jesucristo vendrá a juzgar a los vivos y a los muertos. Todos los pueblos y todos los hombres sin excepción responderán ante Él de sus acciones. Realizará un juicio y dictará sentencia definitiva, ante la cual no caben recursos. El criterio para esa sentencia lo ha establecido Él mismo. Es igual para todos; sin ninguna diferencia de posición social, rango, sexo, raza o edad. El criterio es éste: el que haya ayudado a Jesús en una situación de necesidad será aprobado; el que lo haya dejado en situación de necesidad, será condenado. La ayuda, o la omisión de ayuda, deciden el valor o sin valor de cada existencia. En el Juicio final todos quedan sorprendidos por el criterio establecido, pues todos le preguntarán dónde le han encontrado necesitado y dónde le han ayudado o dejado de ayudar. Jesús responderá que se encuentra en cada persona que está necesitada: el que tiene hambre o sed, el que está enfermo o triste, el que no tiene cultura y tantas cosas.  Jesús aduce algunos ejemplos, sin querer ofrecer un elenco exhaustivo: tuve hambre, tuve sed, estuve enfermo y en la cárcel. Hay muchas más necesidades. Para remediarlas, no pide imposibles ni cosas dificilísimas. No dice «Yo estaba enfermo y vosotros me habéis curado; Yo estaba prisionero y vosotros me habéis liberado» Porque la curación y la liberación sobrepasan con frecuencia nuestras posibilidades. Además, para ayudar y compartir no es necesario ser rico ni tener muchas capacidades: basta un corazón abierto y compasivo. Muchas y muy diversas son las necesidades actuales ante las que nos encontramos cada día: materiales, corporales, psíquicas, espirituales. No olvidemos que detrás de cada persona que las sufre está Jesucristo mismo. Si tratamos de ayudar, ayudamos a Jesús. Si miramos para otro lado, damos la espalda a Jesús. El día del Juicio Él nos recordará lo uno y lo otro.     

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