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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 3 DE ADVIENTO - CICLO B

FISCALES Y ACUSADOS

«Está entre vosotros y no le conocéis»

Juan el Bautista se lleva a la gente de calle. Vienen a él de toda Judea y de Jerusalén. Su mensaje suena como un látigo: «Arrepentios de vuestros pecados, bautizaos y cambiad de vida». Intrigados por su personalidad, los jefes religiosos del pueblo le envían algunos emisarios para conocer quién es este profeta tan popular. No se andan con rodeos y preguntan abiertamente: «Tú ¿quién eres?» Juan es un hombre sincero y humilde, y tampoco se va por las ramas: «Yo no soy el Mesías. Yo no soy Elías, resucitado. Ni el Profeta, Moisés» Los emisarios le acosan. «Entonces ¿por qué bautizas?» La pregunta es lógica, porque la tradición judía atribuía a los precursores mesiánicos la función de dar al pueblo un bautismo de purificación, previo a la aparición del Mesías. Juan sigue sin escabullirse: «Yo os bautizo con agua. Pero en medio de vosotros está uno que es más grande que yo, al que vosotros no conocéis y del cual yo no soy digno de desatar la correa de su sandalia». «Desatar la correa de la sandalia» era función de esclavos. Juan se considera esclavo de Jesús. ¡Jesús es el Señor! ¡Jesús es el Mesías!  Él es un mero testigo de ello. Y de que ya ha venido, aunque ellos lo ignoren, aunque deberían saberlo por su lectura de las Escrituras. Han venido como fiscales y Juan los ha convertido en reos. Luego añade con entusiasmo: Yo soy la voz que anuncia al Mesías y prepara los caminos del corazón humano para que pueda reconocerlo en medio de tanta baraúnda de signos y contrasignos. ¡Preparadle vosotros el camino para que llegue hasta vuestra vida y la cambie! Qué ejemplo para nosotros, cristianos, que nos encontramos en medio de tanta gente que pregunta por Jesús, aunque tantas veces no sea consciente de ello Deberíamos tener la franqueza y humildad de Juan para decirles: «Yo he encontrado a Jesús. Yo puedo asegurar que no me ha defraudado en mi trabajo, en mi matrimonio, en mis relaciones sociales, en mi fuerza para encarar la vida. Haced vosotros la experiencia, y veréis como no os engaño»  

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