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LITURGIA DEL VATICANO II

EL BAUTISMO DEL SEÑOR (11 de enero)

EL MÁS SOLIDARIO DE LOS HOMBRES

«Este es mi Hijo amado»


 

Estamos en el río Jordán. Hay una larga cola de hombres y mujeres que esperan que Juan Bautista escuche sus pecados, su arrepentimiento y sus propósitos de cambiar de vida, y les sumerja en las aguas del río. Como uno más, Jesús de Nazaret espera este momento. Cuando llega, el Bautista se detiene, le mira sorprendido y le dice: «¿Soy yo el que debe ser bautizado por Ti y vienes Tú a que yo te bautice?» Juan no entiende nada, pero ha de ceder, ante la respuesta de Jesús: «Déjalo, ahora hay que cumplir lo que Dios quiere» Enseguida Jesús entra en el agua como un pecador y Juan le bautiza. ¡Que la máquina siga filmando la escena! ¡¡Jesús, el inocente por antonomasia, más aún, la misma inocencia, como un pecador más!! Un día se desvelará completamente el misterio que ahora se entreabre. Será el día en que suba al árbol de la cruz no sólo como un pecador, sino «hecho pecado», en palabras que no pueden ser más fuertes, pero que son de san Pablo. Entonces aparecerá hasta qué punto se ha hecho solidario con el hombre pecador y hasta qué límite ha asumido las consecuencias de los pecados de todos los hombres y mujeres de todos los tiempos. El Bautismo de Jesús en el Jordán sólo se entiende y esclarece proyectándolo sobre la Cruz. Jesús de Nazaret es, sí, un hombre de carne y hueso. Pero es mucho más. Es «el Hijo amado, el predilecto» del Padre. El que Éste ha enviado al mundo para que lo reconcilie con Él y lo haga «hijo en el Hijo» El Espíritu, confirmando al Padre, desciende «como una paloma». Que es tanto como decir, de «un modo que no se puede describir». Pero viene y permanece en Jesús, que es lo definitivo. El Jordán se hace testigo de la primera gran revelación de Dios como Trinidad: Padre, Hijo y Espíritu Santo. Testigo también de que la salvación del mundo es obra de los Tres. Por eso nosotros somos bautizados en el nombre de los tres,  los pecados nos los perdonan los tres y la Eucaristía es obra de los tres. ¡Gran misterio el del Bautismo de Jesús que hoy celebramos!                 

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