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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINBO 12 DEL TIEMPO ORDINARIO (21.VI.09) - Ciclo B

MIEDO DE LOS HOMBRES Y PODER DE CRISTO

«¡Sálvanos, que perecemos!»

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Estamos en medio del lago de Tiberiades. Atardece. Jesús va en la barca con sus discípulos hacia la otra orilla. Otras barcas les acompañan. El lago está como una balsa de aceite. Pero va a durar poco la calma, porque está a punto de estallar una gran borrasca. Llegará cuando Jesús se quede profundamente dormido. Los apóstoles están acostumbrados a este tipo de borrascas y saben que, a veces, su vida corre peligro. Viejos lobos de mar, se dan cuenta de inmediato de que la de hoy es de esas borrascas amenazantes. Y sienten miedo. Tanto, que se ponen a gritar. ¡Ellos, pescadores avezados y curtidos en mil batallas de mar, gritando de miedo y gritándole a Jesús! ¿«No te importa que nos hundamos»?, claman asustados y nerviosos. Ciertamente, están en situación de peligro. De mucho peligro. Pueden naufragar y hundirse. Así podría ocurrir si Jesús no estuviera en la barca. Acompañar a Jesús lleva consigo, muchas veces, ponerse en peligro. Incluso en peligro de perder la vida. Pero lo que cuenta –ahora y siempre- no es la fuerza del peligro ni la debilidad nuestra. Lo que cuenta es que Jesús vaya en la barca. Si hay unión, comunión, entre Jesús y sus discípulos, no hay que tener miedo. Por eso, Jesús –que ya se ha despertado-, se encara con los apóstoles y les apostrofa: «¿Por qué tenéis miedo?». No os dais cuenta de que yo estoy aquí con vosotros. Luego les da la explicación: «Increpó al viento y dijo: ¡silencio, cállate!» Habitualmente, las fuerzas de la naturaleza –una gota fría, un terremoto, un incendio pavoroso- perturban a los hombres y no hacen el menor caso a lo que éstos les imperan. Pero aquí va alguien que es más que hombre. Al oír «¡silencio, cállate!», el viento se para y viene una gran calma. Luego, Jesús pregunta: «¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe?» Les reprocha mirar sólo el peligro, las dificultades, las fuerzas amenazadoras. La lección que han de aprender es enormemente actual para nosotros: Lo único que cuenta es estar en la misma barca que Jesús. No hay ninguna situación que él no pueda dominar. ¡¡Ninguna!! Entonces y ahora. Y siempre.    

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