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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 22 DEL TIEMPO ORDINARIO (30.VIII)- Ciclo B

¿QUIÉN TIENE UN CORAZÓN LIMPIO?

«Su corazón está lejos de mí»

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El evangelio de este domingo comienza con una cuestión que a nosotros puede parecernos intrascendente, pero que tenía mucha importancia para los contemporáneos de Jesús: si lavarse las manos antes de las comidas condiciona o no  nuestra relación con Dios. «Los fariseos y los demás judíos –aclara el evangelio- no comían sin lavarse antes las manos, restregándolas bien». Por eso, cuando vieron que «algunos discípulos» de Jesús no lo hacían, se encararon con él: «¿Por qué comen tus discípulos con manos impuras y no siguen la tradición de los mayores?» Jesús no anduvo por las ramas y les  contestó de modo tan inesperado como contundente: «Este pueblo me honra con los labios, pero su corazón está lejos de mí, porque la doctrina que enseñan son preceptos humanos. Dejáis de lado el mandamiento de Dios para aferraros a vuestras tradiciones» Jesús ha subido tantos peldaños, que ha planteado la cuestión más fundamental: cuál es la base desde la cual hemos de valorar nuestro comportamiento y qué es lo que tiene peso determinante en nuestras relaciones con Dios. Para Jesús lo determinante son los mandamientos de Dios. De ellos depende que nuestro corazón esté limpio o manchado. Jesús lo muestra con unos ejemplos. Concretamente, enumera las maldades de la fornicación, el robo y el homicidio; recuerda algunas actitudes que las originan, como la codicia, la envidia, la falsedad, y concluye con algunas realidades que atañen directamente a nuestra relación con Dios y, por tanto, al ámbito de los tres primeros mandamientos: la blasfemia y el orgullo, que son lo contrapuesto a la alabanza y adoración de Dios. De este modo, la cuestión de la pureza e impureza se convierte, por así decir, en un comentario al Decálogo o Diez mandamientos de la Ley de Dios. El camino para ser limpios es comportarnos no según las normas humanas sino según la voluntad de Dios, expresada en los mandamientos. La pregunta es ineludible: ¿Tú y yo seguimos en nuestras actuaciones y omisiones los mandamientos de Dios o los dictados de la moda, lo considerado moderno, lo políticamente correcto o lo que dice la mayoría.

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