DOMINGO PRIMERO DE CUARESMA (21.II.2010) -Ciclo C
EL DEMONIO Y SUS PODERES
«No sólo de pan vive el hombre»
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«Si eres hijo de Dios, di que estas piedras se conviertan en pan»; «si eres hijo de Dios, lánzate al abismo, que no te pasará nada»; «te daré todas las cosas del mundo, si me adoras». Estas fueron las tres propuestas que el demonio ofertó a Jesús en el desierto para apartarle de la misión que su Padre le había encomendado. Quizás alguno se sonría al oír la palabra «demonio», pensando que tal personaje es como los molinos de viento de don Quijote. Para su tranquilidad les diré que Goethe y Dostoevsky, por ejemplo, se lo han tomado muy en serio y que su pretendida ‘pose intelectual’ hace bueno a Baudelaire -que no se comía precisamente los santos-, cuando sentenciaba: «la mayor astucia del demonio consiste en hacer creer que no existe». Pero ¡ya lo creo que todos tenemos la experiencia de que existe y que nos la tiene jurada!. Lo que ocurre es que es muy astuto. Porque ni a Jesucristo ni a nosotros se acerca con cuernos en la cabeza y echando humo maloliente por las narices. ¡Sería demasiado fácil reconocerle y huir de él! Se sirve de las cosas buenas, llevándolas al exceso y convirtiéndolas en ídolos. Bueno es el dinero, como lo son el placer, el sexo, la comida, la bebida. Pero si se convierten en lo más importante de la vida, en fines y no en medios, entonces se hacen destructores del alma y, con frecuencia, también del cuerpo. Sin embargo, lo más importante que la fe cristiana nos dice sobre el demonio, no es que existe y que es muy astuto, inteligente y poderoso, sino que ha sido vencido por Jesucristo. Primero, en el desierto; luego, a lo largo de su vida pública; y de modo total y definitivo con su Cruz y Resurrección. Por eso, nosotros no creemos que el demonio y Jesucristo son dos iguales y contrarios, como ocurre en algunas religiones dualistas. Cristo lo ha vencido. Y nosotros podemos vencerle. Basta que pongamos los medios: la oración, los sacramentos, la limosna, la preocupación por los demás, el trabajo en serio y continuado, el amor a la Virgen. Y que tengamos la valentía de ser cobardes, huyendo de las ocasiones de pecado.
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Estrella -