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LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 18 DEL TIEMPO ORDINARIO (31.VII.2011) - Ciclo A

MATAR EL HAMBRE FÍSICA Y ESPIRITUAL

«Dadles vosotros de comer»

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En la conferencia de despedida de su cátedra en la Universidad de Münster, el teólogo Juan-Bautista Metz dijo cosas que nadie se imaginaba oír en sus labios. Metz había enseñado que el verdadero acontecimiento del cristianismo sería el giro antropológico, la secularización, el descubrimiento de la secularidad del mundo. Después enseñó teología política, la índole política de la fe, la “memoria peligrosa” y, por último, la teología narrativa. Pero ese día, después de este largo y difícil camino, dijo: “el verdadero problema de nuestro tiempo es la «crisis de Dios», la ausencia de Dios, disfrazada de religiosidad vacía». Por eso concluía: “Lo único necesario para el hombre es Dios; la teología debe volver a hablar de Dios y con Dios”. La confesión-descubrimiento de Metz sigue siendo un reto para tantos hombres y mujeres, incluso sacerdotes. Muchos hombres y mujeres de hoy necesitan pan: el pan de su trabajo, el pan de su salario, el pan de la comida. Sin ir más lejos, ahí están los cinco millones de parados de España y la hambruna que se está llevando por delante a Somalia. Pero Europa y España tienen otra hambruna más generalizada y más peligrosa, por cuanto muchos no se percatan de ella: la hambruna que causa vivir al margen de Dios, vivir como si Dios no existiera, o como si Dios no actuara en el mundo ni se preocupara de nosotros. El evangelio de hoy, que narra la multiplicación de los panes y los peces, es todo un reto para nosotros. Jesucristo se compadece de aquella gente hambrienta. Hace un milagro prodigioso para quitarles el hambre. Pero no se quedó ahí. El milagro le dio pie para anunciar «otro pan» con el que saciar «otro hambre»: el pan de su Cuerpo y de su Sangre, el pan de la Eucaristía. Hagamos, sí, lo que esté de nuestra parte para remediar el paro, las necesidades materiales y las carencia físicas. Pero los sacerdotes, los padres, los educadores, los apóstoles seglares de todo tipo no podemos quedarnos ahí. Anunciemos a Dios, hablemos de Dios como Creador, Salvador y Juez. Enseñemos a hablar con Dios a los hombres y mujeres de nuestro tiempo. ¡Este es el reto!            

 

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