Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

DOMINGO 26 DEL TIEMPO ORDINARIO (25. IX. 2011) - Ciclo A

DECIR Y HACER

«Os precederán los publicanos y meretrices»

__________________________________________________

El evangelio de hoy es, nuevamente, una parábola. Tres son sus personajes: los jefes de los escribas y fariseos, los publicanos y las prostitutas, y Jesús. Según la literatura al uso, las prostitutas son canonizadas, mientras que los practicantes son estigmatizados. Ciertamente, Jesús alaba a las meretrices y a los publicanos y condena a los jefes del pueblo. Pero hay un matiz clave, que explica  la parábola mediante la reacción de dos hijos a quien su padre manda ir a trabajar a la viña. El uno le contesta con un grosero «no me da la gana», pero luego reflexiona y hace lo que quiere el padre. El otro da una contestación muy educada: «ahora mismo voy», pero de hecho no va. Jesús quiere decir a los jefes del pueblo que, cuando vino el Bautista, los pecadores públicos y las prostitutas estaban diciendo un “no me da la gana” a lo que Dios esperaba de ellos. Pero al oír su llamada a cambiar de vida, reconocieron su pecado, se arrepintieron y cambiaron de conducta. Ellos, en cambio, que habían dicho «sí» a la  Alianza de Yahvé, siguieron violando lo que ella mandaba, sin hacer caso a la llamada a la conversión que les hizo el Bautista. Por esto, las prostitutas y pecadores, siendo al principio peores que ellos, terminaron siendo mejores, porque se convirtieron, mientras que ellos siguieron quebrantando los mandamientos del Decálogo, refugiándose en que tenían el título de «hijos de Abrahán». La parábola tiene una aplicación muy actual. Aunque estemos bautizados, necesitamos cambiar muchos modos de pensar y de obrar si queremos entrar en el Reino de Dios y alcanzar la salvación. Sembrar el odio y la malquerencia, corromper a los niños y a la juventud, dictar sentencias injustas, estafar en los contratos y compraventas, explotar al emigrante con horarios y sueldos inicuos, matar al no nacido y al anciano, y legislar la eutanasia es encarnar a los jefes del pueblo judío, por mucho que nos llamemos cristianos. Estamos a tiempo de decir «sí» donde antes hemos dicho «no», aunque llevemos una vida muy desarreglada. Basta con hacer una buena confesión y volver a empezar.                     

1 comentario

Jose M Odero -

¡Buen texto has escrito, Jose Antonio!
UNA MÍNIMA SUGERENCIA: Añadir la referencia bíblica a las citas.
Yo mismo la andaba buscando hoy al texto que comentas.