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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 3 de Pascua (14. IV. 2013) - Ciclo C

ÉXITOS Y FRACASOS

“Es el Señor”

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Estamos en el lago de Genesaret. Jesús está en la orilla. Los siete discípulos que han estado pescando con Pedro durante la noche vienen de vacío. No saben que Jesús es el que está en la orilla, pero lo sabrán enseguida. Cuando él les diga que echen las redes a la derecha y ellos, obedientes, echen las redes y cojan una redada de peces tan grande que estén a punto de reventarse. ¡¡Ciento cincuenta y tres grandes peces!! Lo mismo que ocurrió en la mañana de Pascua, Juan se da cuenta de que es el Señor el que está en la orilla. Pedro, que no ha cambiado un ápice a pesar del traspiés tremendo de la noche de las negaciones, se olvida de los peces y de la barca y se lanza al agua para ganar tierra lo antes posible. Jesús ha hecho lumbre y les asa unos peces recién pescados. Ya les ha dado la gran lección que hoy pretendía: en el momento del fracaso ha estado con ellos y también en el momento del éxito. Ellos no han tenido más que obedecerle para obtener un resultado sorprendente. La experiencia les ha demostrado dos cosas importantes: cuando actúen en su nombre y le obedezcan, cosecharán grandes resultados; y cuando obtengan esos resultados, el éxito no se deberá a su esfuerzo sino a la ayuda del Señor. Tras haber almorzado, Jesús se dirige a Pedro y le dice por tres veces: “Pedro, ¿me amas más que éstos?” Pedro no responde con grandes afirmaciones sino con un sencillo “Señor, tú sabes que te quiero” Bien es verdad que la tercera vez se entristece, porque recuerda que le ha negado tres veces. Pero ahora, cuando ha experimentado en profundidad su debilidad, el Resucitado le confía la misión de Pastor: “Apacienta mis corderos, apacienta mis ovejas”. Jesús se irá pronto al Cielo y Pedro se encargará de su rebaño. Pedro será el Pastor de pastores y fieles. Pedro hará las veces de Cristo en la tierra y, consciente de que la vida sólo viene de la comunión con Cristo, tendrá el encargo de conducirlos a la comunión con él y mantenerles en esa comunión. ¡Gran lección para los pastores y fieles de hoy!!: con Jesús haremos milagros; con  nuestras solas fuerzas, sólo cosecharemos fracasos. ¿Dónde estamos?     

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