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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 4 del Tiempo Ordinario ( 1. II. 2015) - Ciclo B

PODEROSO EN PALABRAS Y OBRAS

“Cállate, y sal de él”

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Estamos en la Sinagoga de Cafarnaún, ciudad que Jesús ha elegido ya como centro de sus correrías apostólicas. Hay mucha gente, porque es sábado y, por tanto, el día por antonomasia para escuchar la lectura y explicación de la Palabra de Dios. El jefe de la sinagoga le ha dicho que puede comenzar a hablar. Comienza su predicación. Lo hace de modo brillante y, además, “con autoridad”. Él  no recurre, como hacen siempre los rabinos, al “Moisés dijo”, o “dijo X” (otro rabino anterior de fama). Él habla en nombre propio. San Mateo nos descubrirá en  qué consistía ese hablar “con autoridad”. “Oísteis que se dijo…Pero Yo os digo”. Se sitúa por encima de la Ley y del sábado. Sólo Dios puede hacerlo. ¡Es que él es Dios! Prueba de ello es que hay allí uno con un “espíritu inmundo” que se ha puesto nervioso tan pronto le ha visto entrar. Y, tras oírle, ha comenzado a gritar: “¿Has venido a acabar con nosotros?”. Efectivamente, Jesús ha venido a derrotar a ese “espíritu inmundo” y a todos los espíritus que esclavizan al hombre. Por eso, le impera: “Cállate,  y sal de él”. Y el espíritu sale de él “dando grandes voces”. Ya tenemos la síntesis de lo que será la historia de los hombres desde entonces hasta hoy y hasta el fin del mundo. Jesús ha venido a anunciar al hombre la Buena Noticia de que Dios le quiere y a librarle de todos los “espíritus inmundos”: la  idolatría, la superstición, la magia, el pecado en toda su amplia gama. Ante este comportamiento, unos le escuchan con complacencia, acogen su enseñanza y se hacen discípulos suyos. Otros se enfadan y asumen una lucha -sorda o abierta, pero siempre enconada-, contra su Persona y su enseñanza. No sólo son los ateos de profesión y mala fe. Ahora hay muchos efectivos en los medios de comunicación social: la TV, la radio, la prensa, la novela, la canción, etc. “Gritan” contra Jesús, se burlan de su enseñanza y de sus discípulos, se declaran enemigos suyos. Pero Jesús no les considera enemigos. También a ellos quiere librarles de la esclavitud de la moda, de lo políticamente correcto, del mal moral. ¿En qué bando nos situamos tú y  yo?                      

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