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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 27 del Tiempo Ordinario (6.X.2013)- Ciclo C

HACER POSIBLE LO IMPOSIBLE

“Señor, auméntanos la fe”

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En una ocasión escuché a un santo sacerdote, hoy ya canonizado: “Hay que pedir a Dios imposibles”. Entonces no entendí la hondura de estas palabras. Con el paso de los años, me ha dado cuenta de que Dios hace posible lo imposible. No existen límites para su poder. Puede ocurrir que encargue tareas y pida exigencias aparentemente imposibles. O que prometa lo que es imposible para los hombres. Él hace posible lo imposible si nosotros ponemos una condición: la fe, la confianza en Él. Imposible le parecía a María ser madre sin dejar de ser Virgen, pero Dios hizo posibles ambas cosas y hoy la proclamamos “la siempre Virgen María, Madre de Dios y madre nuestra”. Imposible pensaba Zacarías que era convertirse en padre, siendo viejo y estando casado con una mujer, que además de vieja era estéril. Pero Dios le dio nada menos que al que fue el Precursor de Jesucristo: san Juan Bautista. Imposible era que Abrahán se hiciera padre de un pueblo más numeroso que las estrellas del cielo y las arenas de la playa, pero en Jesucristo –“hijo de Abrahán”, según las genealogías de san Mateo y san Lucas- Dios lo hizo realidad. La historia de todos los santos fundadores es la historia de los imposibles convertidos en realidad. Nuestra propia historia personal puede ser así. Basta que hagamos lo que dice el Evangelio de hoy: pedir a Dios que nos aumente la fe. Sí, que nos la aumente, porque ya la tenemos. Quizás sea tan pequeña como una semilla de azafrán o un “grano de mostaza”, como dice el Evangelio. Quizás se tambalee ante la menor dificultad. No importa. Jesús dice: Si tenéis la fe de un grano de mostaza, podréis decir a un monte, “arráncate y plántate en el mar”, y se hará. ¡Bello modo de decir que haremos posible lo imposible! Lo que ocurre es que, a veces, nuestra fe ni siquiera es como un grano de mostaza. ¿Qué hacer? ¿Apartarse definitivamente de Jesús, renunciar a seguir viviendo y luchando? La respuesta nos la dan los apóstoles en el evangelio de este domingo: “Señor, auméntanos la fe”. Esta es la receta: Pedir a Jesús que nos aumente la fe, la confianza, el abandono en Él.      

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