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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 5 de Pascua (18. V. 2014) - Ciclo A

EL PARAÍSO NO ESTÁ EN LA TIERRA

“Volveré y os llevaré conmigo”

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El año 1989 está escrito con negrita y subrayado en la historia moderna de Occidente.  Ese año, en efecto, fue el de la caída “oficial” del comunismo. Todos recordamos que el famoso imperio soviético se derrumbó como las fichas de una fila de ajedrez. Sin embargo, el comunismo, en su forma de marxismo radical, no sólo no ha caído sino que nos ha contaminado un poco –o un mucho- a cuantos vivimos en Europa. La crisis lo ha puesto de manifiesto. ¿De qué hablamos en las conversaciones, en las tertulias radiofónicas y televisivas, en la prensa diaria y especializada? De dinero, de economía, de bienestar material. Si quitamos el término y el concepto “economía” y “bienestar” ¿qué queda del debate televisivo sobre Europa de los cabeza de lista de los dos principales partidos? Por si fuera poco, cuando abordaron el tema de la vida del no nacido, uno habló en términos materialistas y el otro con miedo a perder votos por defender algo tan humano como impedir la agresión injusta de un no-nacido, impotente e inocente. ¿Quién cogió por los cuernos al toro de la crisis ética que está en la base y es la causa profunda de la crisis económica y financiera? No se trata de despreciar ni minusvalorar la crisis económica ni la legitimidad de aspirar a un puesto de trabajo, a una escuela digna, a una sanidad universal y de calidad y a tantas otras cosas. Pero si nuestra exclusiva o primordial aspiración es poseer y disfrutar esas cosas, ¿no estamos pretendiendo construir el paraíso en la tierra y siendo más o menos marxistas? Los que creemos en Jesucristo estamos –o debemos estar- comprometidos como el que más en la construcción de un mundo más justo y más humano. Pero el Evangelio de hoy nos recuerda dónde está nuestro verdadero Paraíso: “En la casa de mi Padre hay muchas estancias y me voy a prepararos sitio. Cuando vaya y os prepare sitio, volveré y os llevaré conmigo, para que donde Yo estoy, estéis también vosotros”. Al fin y al cabo, con dinero o estrecheces, con salud o con enfermedad, con éxitos o fracasos, nuestra vida terrena acabará un día. Después ¿qué? Jesús nos lo ha dicho: el verdadero Paraíso. 

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