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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 26 del Tiempo Ordinario (28.IX.2014) - Ciclo A

PUBLICANOS, PROSTITUTAS Y BEATOS

“Voy, pero no fue”

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Seguimos con viñas y viñadores. Con “primeros” y “últimos”. La misma cuestión de fondo que el domingo pasado. Jesús echa en cara –y advierte- a los escribas y fariseos que serán precedidos en el reino de Dios por los publicanos y las prostitutas. Sería una blasfemia contra el texto y las intenciones de Jesús decir que él consideraba “santas” a quienes ejercían y ejercen ese “oficio”. Jesús bendice a las prostitutas y a los publicanos, ambos pecadores públicos, no porque sea moralmente bueno lo que habían hecho. Les alaba y bendice por lo contrario: porque dejaron de hacerlo. Escucharon al Bautista que invitaba al cambio de vida, dejaron su vida desarreglada y acogieron a Dios en su corazón y en sus obras. Los fariseos y escribas, en cambio, reaccionaron de modo completamente diverso. Ellos  necesitaban también convertirse, porque todo lo hacían “para ser vistos y alabados por la gente”. Cuando el Bautista les pidió el paso de una religiosidad superficial y externa a otra profunda y de obras buenas, no le hicieron caso y siguieron enquistados en sus criterios y posiciones. Es la lección que Jesús presenta hoy en la parábola de los dos hijos a quienes el padre pide que vayan a la viña. El primero dijo “voy”, pero no fue; el segundo dijo, “no voy” pero sí fue. Los fariseos dijeron sí al principio: guardaban la Ley de Moisés y esperaban al Mesías. Pero luego, cuando vino el Mesías y el Precursor que le anunciaba, le rechazaron. Dijeron “no” a lo que Dios les pedía. Los publicanos y prostitutas, en un primer momento, dijeron “no” a Dios, pero luego se convirtieron, cambiaron de vida y siguieron lo que Dios les pedía. Por eso, los publicanos y prostitutas preceden a los  fariseos en el reino de Dios. ¿Y nosotros, en cuál de los dos bandos militamos? ¿Somos beatos, de piedad superficial y bonitas palabras o nos tomamos la vida cristiana en serio? ¿Hacemos lo que Dios quiere en el matrimonio, en el noviazgo, en los negocios, en la atención a los padres, en el cuidado de los pobres, en la protección y defensa de la vida de los no-nacidos y ancianos, o…? Todavía estamos a tiempo para decir “sí” a lo que Dios nos pide.           

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