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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 26 del Tiempo Ordinario (25.IX.2016) - Ciclo C

DERROCHAR Y MAL VIVIR

“Fue sepultado en los infiernos”

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El evangelio de este domingo es una fotocopia de nuestra sociedad, en la que, mientras unos pocos lo tienen de todo, la mayoría carecen de todo. Esa es, en efecto, la versión moderna de la parábola del rico Epulón y el mendigo Lázaro. Epulón era un hombre que banqueteaba a diario, vestía ricos trajes y vivía lujosamente. Mientras tanto, un pobre mendigo estaba a su puerta cubierto de llagas y muerto de hambre, sin que él le remediara. Un día llamó la muerte a la puerta de los dos y murieron el uno y el otro. Pero no corrieron la misma suerte. Hubiera sido una injusticia insufrible y contra el más elemental sentido común y Dios no es injusto ni actúa contra la razón. Por eso, Epulón fue castigado y sepultado en el infierno y Lázaro fue premiado y llevado al Cielo. Después sucedió lo que siempre ocurre. El que no se había preocupado nunca de ayudar a Lázaro, pide que ahora venga en su ayuda. La respuesta de Dios es clara: es imposible, porque la eternidad es invariable y del lado que cae el árbol permanecerá para siempre. La parábola termina con un acto de súplica de Epulón a favor de cinco hermanos que viven todavía y corren el peligro de acabar como él. Pero Dios le responde: que escuchen a mis representantes, porque si no lo hacen, no reaccionarán aunque venga a decírselo un muerto resucitado. En nuestros días hay más epulones y más lázaros de los que pueda parecer. Mucha gente gasta sin duelo, mientras otros muchos están en paro o sacando a su familia con un salario ridículo. Seguramente que cada uno de nosotros puede poner nombre y apellidos a más de uno. Pensemos, por ejemplo, lo que tantos gastan en viajes superfluos, en ropas de lujo, en diversiones de todo tipo, en vivir a lo grande, sin acordarse de dar una limosna ni ayudar a los necesitados.¿Qué hacer para no llevarnos el susto que se llevó Epulón y correr su misma suerte? Poner la riqueza al servicio del bien de los demás. Por ejemplo, creando puestos de trabajo, construyendo casas baratas, haciendo colegios en zonas desfavorecidas, ayudando a los países pobres. Lázaros hay muchos. Basta que tengamos ojos y sensibilidad.               

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