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LITURGIA DEL VATICANO II

Solemnidad del Corpus Cristi (18.VI.2017) - Ciclo A

JESÚS VIVE ENTRE NOSOTROS

“Vivirá por Mí”

___________________En una ocasión oí a un compañero esta afirmación: “Si  quemaran todas las Biblias del mundo y a mí me dejaran salvar uno de sus libros, yo me quedaría con el Evangelio de san Juan”. Precisamente este domingo leemos un relato de ese libro, más en concreto, del capítulo seis, donde Jesús promete lo que nos daría en la última Cena: quedarse él mismo con nosotros y dársenos en comunión mediante la Eucaristía. “Yo soy el Pan bajado del Cielo. El que come mi carne y bebe mi sangre tiene vida eterna,.. vive en Mí y yo en él… Yo le resucitaré el último día”. “Mi Carne” y “Mi Sangre” en lenguaje arameo, que es el hablado por Jesús y sus oyentes, es lo mismo que decir: “Os daré a comer y a beber a Mí mismo, como verdadero Dios y como verdadero Hombre”. Jesucristo promete, por tanto, quedarse él mismo como Resucitado y darse en comunión. Jesús nunca miente y cumple siempre su palabra. “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo”, diría en otra ocasión. En la Eucaristía lo cumple con tanta verdad y radicalidad, que nosotros podemos hablar con él, estar con él, comerle a él. Son palabras sobrecogedoras pero verdaderas. Por eso le llenaron de improperios no pocos de sus oyentes, que vinieron a decir, al escucharle: “Está loco, ¿quién puede hacerle caso? ¿Cómo puede darnos a comer su carne?” Fueron incluso más lejos, porque “desde aquel día muchos dejaron de ser discípulos”, apostilla san Juan. Jesús no se desdijo ni rectificó  sino que se ratificó. Eso explica que, cuando comulgamos, bebemos no sólo el agua sino la fuente: bebemos a Cristo mismo. Mejor: nos bebe él a nosotros, nos come él a nosotros. Por eso nos diviniza y nos comunica la misma vida trinitaria que él recibe del Padre. Nada hay comparable con la Eucaristía y todos los misterios de nuestra fe quedan imantados, penetrados y fecundados por ella. Hoy, día del Corpus, es una gran oportunidad para preguntarnos si creemos de verdad que Jesús está tan presente en la Eucaristía como estaba con los Apóstoles y la gente, si comulgamos y en qué condiciones, si todos los días vamos a estar un rato con él en algún sagrario.           

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