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LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 12 del Tiempo Ordinario (25.VI.2017) - Ciclo A

TRANQUILIZANTES Y FE

“No les tengáis miedo”

___________________Hay gente que va por la vida llena de miedos y angustias. Otros, en cambio, lo hacen serenos y tranquilos. Quizás los segundos no tienen menos dificultades que los primeros. Puede suceder que las tengan incluso mayores. ¿A qué se debe una reacción tan diferente? Puede ocurrir que los que van llenos de miedos y angustias tengan un status sicológico averiado, en cuyo supuesto lo oportuno es que se vayan al médico para que les aplique un tratamiento eficaz. Sin embargo, las más de las veces no es la sicología lo que está de por medio sino la falta de fe en Dios, en su providencia amorosa, en su amor de Padre. Van por el mundo sin rumbo y sin apoyo. Solos y contando con sus propias fuerzas. ¿Cómo no angustiarse ante la muerte? ¿Cómo no tener miedo a perder el trabajo, a contraer enfermedades, a la llegada inexorable de la vejez? En cambio, si nos tomamos en serio lo que dice el evangelio de este domingo, no perderemos la paz ni caeremos en la angustia. En efecto, dicho evangelio nos dice estas consoladoras palabras: “Dos pajarillos se venden por unos céntimos. Con todo ni uno solo cae al suelo sin que lo permita mi Padre”, Dios cuida de ellos. Y añade: “En cuanto a vosotros, hasta los pelos de vuestra cabeza están contados”. No es, por tanto, cuestión de pastillas tranquilizantes ni de dietas de relajación ni de cosas por el estilo. Lo que importa es fiarse de Dios, saber que Dios es nuestro Padre y cuida de nosotros con amor. Ese cuidado es continuo, desde que nacemos hasta que morimos, cuando somos jóvenes y cuando somos mayores, en las circunstancias favorables y en las adversas. ¡Siempre! ¿Quiere decir esto que todo nos va a resultar fácil y hasta redondo? No. Lo que quiere decir es que si las cosas se ponen tan cuesta arriba que debamos jugarnos la vida por ser fieles, Dios estará a nuestro lado para que demos la vida por él. Es una pena que tantos cristianos vivan creyendo en un Dios que no se preocupa de ellos, en vez de creer en el Dios que nos ha revelado Jesucristo: Un Dios que es nuestro Padre y cuida de nosotros como un Padre ¡Cómo cambiaría su vida si aceptasen este Dios!  

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