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LITURGIA DEL VATICANO II

Domiongo 16 del Tiempo Ordinario (22. 7.18) - Ciclo b

DESCANSO Y COMPASIÓN

“Vamos a un lugar tranquilo”

**** El evangelio de hoy viene como anillo al dedo para el tiempo veraniego. Ahora, en efecto, son muchos los que pasan unos días de vacaciones y otros tantos los que no tienen esa posibilidad. El evangelio contempla los dos supuestos. En efecto, Jesús, al comprobar el cansancio de sus discípulos, después de los primeros pinitos pastorales, y que no tenían tiempo ni para comer, decide ir a un lugar apartado y tranquilo para que descansaran. Con esta actitud confirma y santifica el descanso humano. El hombre está hecho para trabajar pero no para trabajar como si fuese un robot. Baste pensar que Dios ha creado el día y la noche, con ritmo alterno de trabajo y descanso y el precepto del sábado. La Iglesia, siguiendo esa orientación, prohíbe trabajar el domingo. Afortunadamente, quedan lejos las mentalidades y los hechos de quienes piensan que las fiestas son una pérdida de tiempo,  los fines de semana algo propio de sociedades débiles y las vacaciones anuales un despilfarro. Semejantes concepciones ignoran que una persona que sólo piensa en trabajar, terminará rompiéndose física y psíquicamente y descuidará cosas tan esenciales como la familia y la educación de los hijos. Bienvenido sea, por tanto, el tiempo vacacional para reponer las fuerzas del cuerpo y las del alma y no permitamos que esta conquista social sea engullida por un capitalismo salvaje y egoísta. Pero no todos pueden disfrutar las vacaciones, porque la vida manda. Como le ocurrió a Jesús. Después de haber elegido el lugar de descanso y hecho el camino se encontró con una situación inesperada. La gente los había visto embarcar y lo que había sido un lugar solitario y tranquilo se había convertido en una campa llena de gente que quería escuchar su palabra. Adiós plan de descanso. Jesús sintió lástima, porque estaban como ovejas sin pastor. Y, lleno de compasión, se puso a enseñarles. Le ocurrió como a la madre que, después de una jornada intensa, tiene que levantarse de la cama e ir al  hospital con el niño que tiene mucha fiebre. Aprendamos, pues, a descansar y a saber prescindir del descanso cuando sea necesario. 

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