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LITURGIA DEL VATICANO II

Solemnidad de la Inmaculada Concepción de María (8.XII.2019) - Ciclo A

LA HIDALGA DEL VALLE

“Llena eres de gracia”

****Hoy es segundo domingo de Adviento. Pero en España se celebra la Solemnidad de la Inmaculada Concepción, por una gracia especial que la Santa Sede nos ha concedido a petición de nuestra Conferencia Episcopal. Resultaba difícil, porque los domingos de Adviento tienen un rango especial  dentro del Año Litúrgico. Pero España es “la tierra de la Inmaculada”, la tierra de la Purísima. Esta tarde lo proclamará una vez más el Papa, cuando vaya al monumento de la Inmaculada en Roma, junto a la Embajada de España. Seguramente que el papa Francisco pensará que fue España la que llevó el amor a la Inmaculada a su tierra argentina y a toda Hispanoamérica. Porque España se adelantó varios siglos en proclamar que María fue librada del pecado original que todos contraemos por el hecho de ser engendrados. Se adelantó también en su celebración. Aquí se celebró con un fervor extraordinario desde el siglo XIV,  mientras que hubo que aguardar al XVIII para que el Papa Clemente XI la hiciera obligatoria en toda la Iglesia y un siglo más para que el papa Pío IX sancionara que María fue preservada del pecado original desde el primer instante de su concepción, en previsión a los méritos de la muerte de su Hijo. Esta redención “preservativa” fue la piedra de escándalo para teólogos tan cualificados como santo Tomás de Aquino. Si Jesucristo es Redentor de todos, se preguntaban ¿cómo explicar que lo fuera de su Madre, si Ella no había tenido nunca el pecado? Nuestro gran Calderón  de la Barca supo explicarlo con enorme fuerza y belleza. Mientras Jesucristo nos dio la mano  a todos para levantarnos, a su Madre se la dio para que no cayera, haciéndola así “La Hidalga del Valle”, la única limpia entre todos los manchados. No podía consentir que las entrañas que le acogerían como hombre, hubieran sido manchadas previamente por el demonio. Limpia de toda culpa debía ser la Cordera que nos diera al Cordero inocente que quita el pecado del mundo. Limpia e Inmaculada, la que es ejemplo de santidad de todos los hombres y exordio de la Iglesia sin mancha. Alegrémonos, y pidámosle la gracia de cometer nunca un pecado.            

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