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LITURGIA DEL VATICANO II

ASCENSIÓN DEL SEÑOR AL CIELO (12.5.2024) - Ciclo B

LA META Y EL CAMINO

“Id y proclamad el Evangelio”

Estamos en el Monte de los  Olivos, a un quilómetro de Jerusalén. Jesús está muy próximo a dejar esta tierra. Hace treinta años bajó del Cielo para hacerse hombre y, mediante su muerte y resurrección, destruir el reino del pecado y de la muerte y abrir a los hombres el camino que conduce a su Padre. Hoy, realizado plenamente su objetivo, retorna al Cielo con su naturaleza humana glorificada. En ella vamos también nosotros, miembros de su Cuerpo y, por tanto, poseedores de la esperanza de seguirle en su Reino si vivimos como él nos ha enseñado. Nuestra meta, en efecto, no es este mundo sino el Cielo. Que este mundo no es meta sino camino es un dato que verificamos cada día al comprobar que la muerte es patrimonio universal: de ricos y pobres, de sabios y menos sabios. Por eso es un gran error confundir el camino con la meta y olvidar que aquí estamos de paso. Pero es también un error muy grande pensar que “estar de paso” es sinónimo de vivir de espaldas a los hombres y a sus problemas y esperanzas. El “más allá” se prepara desde el “más acá” de esa parcela personal, familiar y social que Dios nos ha entregado para que la trabajemos con amor y responsabilidad. Mirar al Cielo es, por tanto, tomar absolutamente en serio este mundo para limpiarlo de todos sus excrementos morales y configurarlo según los planes de Dios. Una tarea tan grande y difícil como apasionante. Por fortuna no estamos solos para sacarla adelante. El mismo Jesús, poco ates de subir al Cielo, les dijo a los apóstoles, y en ellos a nosotros: “Yo estaré con vosotros hasta el fin del mundo”       

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