Blogia
LITURGIA DEL VATICANO II

Domingo 10 del Tiempo Ordinario (9.6.2024) - Ciclo B

JESÚS Y SU FAMILIA

“Estos son mi madre y mis hermanos”

Estamos en Cafarnaún. Jesús ha predicado en muchos pueblos de Galilea,  sanado enfermos y expulsado demonios. La gente está entusiasmada y le siguen grandes multitudes. Su fama ha llegado hasta la lejana Jerusalén. La opinión de sus familiares y la de los entendidos de religión, los fariseos, contrasta fuertemente con la del pueblo. Los primeros han venido para llevárselo a casa, porque “se ha vuelto loco”. Un grupo de los segundos también ha venido porque lo considera mucho más peligroso que a un loco: echa los demonios, dicen, porque él es “el príncipe de los demonios”. La persona y la obra de Jesús son juzgadas y desautorizadas de modo radical. Hacerse discípulo suyo es seguir a un maestro rechazado por los que le conocen desde siempre, porque han vivido en el mismo pueblo, y por los que saben lo que enseña la Ley de Dios. Jesús no se deja amedrentar ni cambia su discurso y su modo de actuar. A los fariseos les arguye que echa los demonios no porque es su jefe, pues es eso supondría dividir y arruinar su propio reino, sino porque tiene el poder de Dios. Y a sus familiares les da esta gran lección: son su familia en apariencia, no en verdad. Porque su verdadera familia está formada por quien “hace la voluntad de Dios”. Lo que aconteció al Maestro les sucede ahora con frecuencia a sus discípulos. Tantas veces son descalificados de modo radical por quienes se creen sabios y en posesión de la verdad. ¿Qué hacer ante tal situación? “Cumplir la voluntad de Dios”. Hacer lo que Dios quiere que hagamos en casa, en el trabajo, en la diversión, en todo.       

0 comentarios